Salgo.
Noche de verano. Fiesta con terraza. Salgo y me
digo “quiero coger”. Llevo profilácticos como cuando era pendeja.
Me perfumo,
me gusto. Apenas me pinto, hace calor.
Las
plataformas me hacen ver como alguien que no soy, alta. shortcito de jean y musculosa blanca.
No hay
demasiada gente en la fiesta. Unos pendejos tocan algo de rock.
Tomo
caipirinha. Charlo con gente que no conozco, mujeres, hombres. Todos quieren
coger.
Un tipo de
unos cuarenta se me pone a hablar y me pregunta si me gustan los tipos grandes
o los chicos porque él dice que le gustan las pendejas porque le dicen cosas
copadas, les hablan bien de su sexo. Me río. Digo que eso lo decimos todas
aunque sea mentira. Las quiere casi vírgenes para que crean que él es el mejor.
Le digo que eso es puro machismo. No puedo creer que me lo diga, siempre lo
supuse. Este no es para mí.
Un pendejo
me baila al lado, una vez lo besé en otra fiesta y otra vez por chat me invitó
a un telo, le dije que le faltaba un paso anterior y dijo que estaba cansado de
la previa,
-entonces
pagame, digo, si no querés previa… en fin, otro que no
sirve.
Si los tipos se dieran cuenta de lo fáciles que somos a veces, pienso.
No se dan cuenta nunca, toman por caminos escarpados pensando que son piolas.
Decadencia.
Por suerte
la caipirinha surte efecto, me río más. Bailo, me copa bailar me sale bien, sé
que me miran.
Otro se me
sienta al lado, me dice que parezco una adolescente. Comenzó la tarea de
seducción. Trato de dejarme seducir pero me da gracia el cliché de artista. Los
conozco mucho, igual intento escucharlo sin reirme. Se hace el boludo y me toca
las piernas, como sin querer, lo dejo pero no sabe. Me dice alguna que otra
cosa linda de mi, no alcanza porque se hace el superado. Tomo otra caipirinha,
quizás así sea más fácil. No, no es fácil que un tipo mayor de cuarenta
encuentre las palabras exactas capaces de seducir. Los pendejos no dicen nada,
no les hace falta, están buenos. Los grandes tienen que laburar. Juro que hice
todo lo posible pero cuando empieza a hablarme de las parejas compartidas, el
sexo grupal… me aburrí. Si intentás seducirme a mí, -¿de qué me hablás? Igual
lo dejé seguir hablando y de vez en cuando le sonreía. Me hacía la linda.
Prefiero irme sola es más digno. Total siempre hay algún pendejo dispuesto, a
mano. Siempre.