Amanezco durmiendo en el piso de un tren que nos lleva a Roma. Marsella, Toulón, Cannes, Mónaco, Ventimiglia Hace casi dos meses que estoy viajando por Europa, todavía no estuve casi nunca sola. Llegué a Madrid con dos compañeros de viaje, ahora sigo con uno, Julio, a veces creo que estoy enamorada de él, otras veces, lo detesto...
Cada lugar tiene colores y formas diferentes, a mi derecha está el mar Mediterráneo con toda su calma y de repente un túnel negro. En el walkman zamba de mi esperanza por
En la frontera de Francia cambiamos de tren: Ventimiglia, nos tomamos emocionados el primer capuccino italiano y conocemos las Liras. Los italianos miran fijo a los ojos. San Remo, Savona, Génova, Viareggio, Pisa, Livorno, Civitaveccia. Todos los días cambio de paisaje, cambio de horizonte, de vida, de estrategia, de destino... Las sensaciones son confusas, plenitud mezclada con vacío. Me gusta estar así.
Me siento aprender de los demás todo el tiempo... inolvidablemente flaca, bronceada. Julio,... me provoca stress y me irrito fácilmente en algunas situaciones. Pero nos queremos, nos cuidamos.
Llegamos... Roma.
En Termini, nos reconocemos verdaderos descendientes de italianos. Puedo entender el idioma.
Después de escuchar varias propuestas, conseguimos un albergo bastante barato, muy cerca de la estacíon Policlínico, la dueña es como cualquier abuela italiana. Esta vez tenemos camas separadas, pero como de costumbre escuchamos que si queremos podemos juntarlas...a mi no deja de provocarme risa, ya que nunca ...nos tocamos.
Sorpresivamente nos encontramos con
Roma es una ciudad imponente, enloquecida, voraz. A cualquier lugar que mire hay edificios muy antiguos. No podría hablar de Roma sin hablar del deseo que me provoca. Desde la edificación hasta la gente, que se viste muy elegante, los hombres miran a las mujeres como verdaderos objetos sexuales, eso provoca la excitación constante. Julio se pone celoso, histeriquea...
continuará...